En Estados Unidos, la compañía de salud digital Ro lanzó una campaña protagonizada por la leyenda del tenis Serena Williams, con el objetivo de derribar prejuicios sobre el uso de medicación para el control del peso.
La acción busca instalar un cambio cultural: mientras durante décadas los tratamientos farmacológicos para la obesidad estuvieron rodeados de tabúes y percepciones negativas, hoy se presentan como una herramienta legítima dentro de un abordaje integral que incluye acompañamiento médico, nutricional y de estilo de vida.
El testimonio de Williams le da visibilidad y legitimidad al mensaje: la obesidad es una condición médica y no un problema de fuerza de voluntad. Según Ro, el desafío es comunicar de manera clara, accesible y empática que los medicamentos pueden formar parte de una estrategia clínica validada para mejorar la calidad de vida de millones de personas.
En el contexto latino, donde los fármacos para el tratamiento de la obesidad han tenido históricamente una baja penetración por cuestiones regulatorias y culturales, la campaña despierta interés en el ámbito del marketing farmacéutico. Se trata de un ejemplo de cómo figuras públicas globales pueden contribuir a reposicionar terapias, siempre que se respeten los marcos legales y éticos de cada país.
La campaña de Serena Williams y Ro no es solo publicidad: es un reflejo de cómo opera la industria de la pérdida de peso y la belleza. Primero nos crean inseguridades corporales y luego nos las venden, en forma de productos o, en este caso, medicamentos, como soluciones rápidas a problemas que no existen. La delgadez no es sinónimo de salud, ni un proyecto vital al que debamos aspirar a cualquier precio.
Más allá del alcance puntual de la acción de Ro, el caso abre una pregunta relevante para la industria local: ¿cómo comunicar de manera responsable tratamientos sensibles, combinando evidencia científica, empatía con el paciente y estrategias de marketing que aporten valor al sistema de salud?
Fuente: Diario El País.

